miércoles, 3 de septiembre de 2008

Editorial: De las carencias, las ausencias y la felicidad...

Por Marcela Varela
“Mirándome en un espejo me interrogué acerca de cómo canalizaba mis carencias y mis ausencias. Más aún, si acaso las tenía en mente. Sentí pánico porque las respuestas no fueran las que hubiese deseado. Sin embargo, seguí indagando en lo más profundo de mi alma, y lloré un llanto que parecía no tener fin.
En ese espejo frente a mí estaba una vida llena de carencias y de ausencias. Cómo nunca se me ocurrió siquiera detenerme a reflexionar acerca de esto. Miré a mi alrededor y no había nada. Sólo estábamos yo y mi imagen reflejada en ese espejo. Volví a llorar…”

Todos tenemos carencias. Hay tantos tipos de éstas como personas habitan el universo. De todas maneras, no por pesimismo, pero la felicidad nunca es completa, ni nada reemplaza así como así, a ese algo que nos falta y que nos provoca dolor.
La caricia de una madre no la reemplaza la caricia de un amigo; la compañía de un amor no la suple el amor fraternal; la falta de un hijo no la puede llenar la mascota más querida. Pero en nuestro afán de felicidad reinventamos la vida para que no nos gane la pena. Y eso no está mal.
Muchas veces, ocupamos nuestro tiempo, hasta el último minuto, desde que se cierran los ojos, hasta la mañana siguiente; así no hay espacio para meditar…es mejor no hacerlo. Si no se piensa en el problema, éste no existe.
Sin embargo, por más que no se piense: las cosas son, o no son, más allá del pensamiento.
Como dice la canción “sólo se trata de vivir… esa es la historia” Sin embargo, hay situaciones que no son definitivas ni determinantes, sólo requiere de aferrarse al timón y virar hacia otra dirección en pos de alcanzar la felicidad.
La vida vale, tiene sentido, y en honor a eso, hay que intentar andar otra vez el camino, todas las veces que sea necesario.
Y con las carencias y ausencias imposibles de llenar, ¿qué hacer? Aceptarlas, tal vez esa sea la cuestión. Como dice el poeta: Sin un temblor de más, me abrazo a tus ausencias, que asisten y me asisten…

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