Por Marcela Varela
Desde hace muchos años la
sociedad argentina transita el camino de la “tinellización de la vida
cotidiana” en donde la tragedia se convierte en el show principal del circo para
todos; en donde “casi todos” tenemos un palco a disposición.
Hoy asistimos una vez más, a un espectáculo morboso e irreverente que destaca en sus noticias que la autopsia realizada al cuerpo de Candela Rodríguez arrojó que no era virgen.
Hoy asistimos una vez más, a un espectáculo morboso e irreverente que destaca en sus noticias que la autopsia realizada al cuerpo de Candela Rodríguez arrojó que no era virgen.
El viejo truco de hacer
de las víctimas mujeres, los victimarios: Oriel Briant, Cecilia Giubileo, Alicia
Muñiz, María Soledad, Sandra Gamboa, Sandra Cabrera y tantas otras.
Sin embargo, ese esquema de
víctima-victimario también se observa en otros casos en donde las víctimas son
hombres.
Con esto, cual herida abierta
que no deja de sangrar, se pone en el tapete la situación de desprotección de
las mujeres sin importar sus edades.
Una lectura de lo publicado
por ciertos medios, sin respetar incluso que se trataba de una menor de edad, deja ver a las claras como desde el discurso
se sigue socavando la condición de la mujer, quien siempre resulta ser culpable.
¿Qué razón había para hacer
pública la no virginidad de una nena? Razón ninguna. Puro morbo.
¿Acaso sea un atenuante de la
pena de los asesinos? Desde el punto de vista legal eso es imposible.
Pero, ¿qué ocurre con lo que
se instala en el imaginario social?
No tomamos conciencia que
somos una construcción del lenguaje; nos movemos en una red discursiva que
resulta ser la trampa que justifica los males que nos aquejan de la que es muy
difícil librarnos.
Los privilegios de la
virginidad son un claro ejemplo: hasta hoy, si una mujer virgen es violada y
ultrajada recibe un trato “distinto” al momento de denunciar el hecho que una
mujer que ya no lo es.
Si una trabajadora sexual es
violada y asesinada; no importa , “después de todo es una prostituta”.
Empleo el término “distinto”
y no la palabra “preferencial”, porque
en ambos casos, jamás son consideradas “víctimas” más que en el uso de la
palabra como una denominación administrativa.
Sin embargo, por qué la
virginidad a lo largo de la historia es un mito que sólo cobra valor en el sexo
femenino.
Se nos hizo carne el discurso
de los males del sexo, al punto de pretender justificar crímenes aberrantes por
el sólo hecho de la no virginidad de la víctima.
Desde el origen del mundo la
culpa nos hizo frutos del mal y causa de la caída en la tentación.
Esa es sólo una versión de la historia…
Esa es sólo una versión de la historia…
intrigante esta fuerte el post pero muy real sin duda...
ResponderEliminarJohn | Como Eliminar Verrugas