miércoles, 22 de septiembre de 2010

Obesidad: no sólo una cuestión de peso

Por Marcela Varela

La obesidad se ha convertido en un estigma. Quienes la padecen en una sociedad que privilegia la delgadez extrema como sinónimo de belleza, son discriminados.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) define el sobrepeso como un IMC igual o superior a 25, y la obesidad como un IMC igual o superior a 30.

Estos umbrales sirven de referencia para las evaluaciones individuales, pero hay pruebas de que el riesgo de enfermedades crónicas en la población aumenta progresivamente a partir de un IMC de 21.

El índice de masa corporal (IMC) —el peso en kilogramos dividido por el cuadrado de la talla en metros (kg/m2)— es una indicación simple de la relación entre el peso y la talla que se utiliza frecuentemente para identificar el sobrepeso y la obesidad en los adultos, tanto a nivel individual como poblacional.

Los obesos se miran al espejo y no sólo desdeñan su gordura sino que además, la asocian con la fealdad, un cóctel que resulta peligroso para la autoestima.

Muchas veces quienes los rodean intentan aliviar el malestar con “consuelos de tonto”: “Pero... sos tan inteligente, tan lindo, tan simpático, qué cómo te vas a preocupar por la gordura”; “Vos sos un gordo bueno, alegre y divertido” . Nada que duela más, ni nada tan alejado de la realidad, ya que son esas mismas personas las que luego lo discriminan y aislan.

Hoy no hay conversación, ya sea en la oficina, en la parada de ómnibus, en la TV que no haga referencia a la delgadez como ideal de vida y sinónimo de belleza, cuya antítesis viene a ser la obesidad. Se habla de las calorías de los alimentos que se consumen, de las dietas que promocionan las revistas y prometen bajar 5 kilos en una semana. Se asocia el adelgazar con dejar de comer y matarse en el gym.

Lamentablemente, todos estos discursos cotidianos influyen de manera negativa en la vida de los obesos, ya que plantean el problema con cierta liviandad; sin explicar que no se puede esperar inmediatez pero que a largo plazo, lucir un cuerpo saludable es posible, con paciencia, sin broncas y elevando la autoestima. Será que vivimos en un mundo que no corre sino que vuela; entonces algo resulta posible si se da en el corto plazo.

La OMS calcula que en 2015 habrá aproximadamente 2300 millones de adultos con sobrepeso y más de 700 millones con obesidad.

Es importante, que los obesos comprendan que no hay soluciones mágicas; que los tratamientos con pastillas recetadas por profesionales de la medicina, inescrupulosos y comerciantes, son un arma de doble filo. El efecto rebote es un salto mortal, y hasta pueden perjudicar otros aspectos de la vida.

El problema del sobrepeso se resuelve con un cambio de hábitos. En cuanto al entorno, la mejor manera de apoyar a los obesos es viéndolos como un todo; no sólo como un cuerpo graso, sino como una persona que muchas veces no maneja sus emociones y ansiedades sino a través de la comida. Y que el círculo empieza a delinearse con la ingesta excesiva o no de alimentos pero que luego continúa con la falta de movimiento, con el encierro y el aislamiento.

En algún punto toda la sociedad es responsable. Los fabricantes de ropa por engañar a sus clientes mostrando prendas de talle 60 cuando en realidad es un 40, mientras que sus vendedores corren a los clientes con frases: “no tenemos talle para vos”; “para vos no hay”...
Los funcionarios por no hacer que se respete la Ley de Talles que debiera aplicarse no sólo para la ropa de adolescentes sino para todos los grupos etarios.

Los medios de comunicación fundamentalmente la televisión, por fomentar un modelo corporal que no siempre es saludable; que muchas veces no es natural y que tiempo después esa misma TV nos muestra como cuerpos enfermos por cuestiones de rating.

Lo importante es separar la paja del trigo: obesidad no es sinónimo de fealdad. Es el modelo social impuesto en la actualidad que promueve que una persona para ser bella tiene que lucir piel y hueso.

La apuesta tiene que ser vencer el sobrepeso y la obesidad pero para mejorar la calidad de vida, para gozar de una mente sana en un cuerpo sano.

1 comentario:

  1. ¡Muy interesante! Así es nuestra realidad, muy triste.
    Saludos

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